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Foto publicada en redes sociales de niño encadenado en escuela desató críticas en Senegal

La situación del niño y de sus compañeros envió al maestro y a sus padres ante un juez.

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El hecho causó indignación debido a la situación que enfrentan los niños.

¿Puede un maestro de escuela coránica encadenar a sus alumnos impunemente? Senegal está dividido al respecto, en un caso en el que se contraponen la tradición y los derechos del niño, el poder de las cofradías religiosas y la autoridad del Estado.

La imagen de un niño encadenado por los pies generó un vivo debate en este país, mayoritariamente musulmán.

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La situación del niño y de sus compañeros envió al maestro y a sus padres ante un juez, provocó un fuerte escándalo en el tribunal y alcanzó a las máximas autoridades religiosas, planteando la cuestión de si el maestro será o no castigado.

El niño de la foto es un alumno de la “daara” de Ndiagne (noroeste), una de las mejores escuelas coránicas de Senegal. Lo vieron cuando iba paseando por la calle el 22 de noviembre.

Escándalo

Sin embargo, no hubiera habido ningún escándalo si quienes lo encontraron no hubieran difundido la imagen en las redes sociales, denuncian los defensores del morabito, el maestro del Corán.

En un país en desarrollo en el que un 40% de la población está afectada por la pobreza, hay multitud de niños harapientos errando cada día por el centro de Dakar.

Human Rights Watch denunció en junio que “más de 100.000 niños serían forzados a mendigar cada día para su maestro coránico, so pena de humillaciones físicas o psicológicas”. Muchos de esos alumnos son víctimas de abusos graves y de negligencias que causaron la muerte de una quincena de ellos en los últimos dos años, según la oenegé.

Y todo ello, en medio de una gran indiferencia.

Pero, esta vez, muchos no han podido callar, tanto para criticar duramente como para defender al morabito y sus costumbres.

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“Un buen maestro”

Además del de la foto, se descubrió a otros niños atados en la escuela. El maestro, cuatro padres y madres y el herrero que forjó las cadenas fueron detenidos. Comparecieron el miércoles ante el juez y reconocieron los hechos.

El maestro coránico, Cheikhouna Guèye, explicó que los padres pidieron que encadenaran a sus hijos para impedir que se fugaran, y que algunos los llevaban al centro ya con las cadenas puestas.

Por su parte, los padres corroboraron la versión del docente y declararon que tan solo querían que sus hijos aprendieran el Corán y aseguraron que no hubieran actuado así de haber sabido que estaba prohibido.

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Huye de su casa

El padre de uno de los niños, Mor Loum, indicó en la audiencia que él era un campesino y que su hijo se había fugado diez veces. “Cuando desaparece, interrumpo mi trabajo para ponerme a buscarlo”, declaró, según la prensa.

La fiscalía pidió dos años de prisión, incluyendo dos meses en régimen de incondicional, contra Cheikhouna Guèye. El fallo se hará público el miércoles.

Pero cuando decenas de familiares, fieles y otros maestros coránicos que acudieron para apoyar al encausado supieron que la justicia descartaba dejar libres a los detenidos antes de esa fecha, descargaron su ira contra las puertas y el mobiliario del tribunal.

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“Es un buen maestro coránico que está siendo cuestionado”, declaró a la AFP Moustapha Lô, presidente de la Federación de Escuelas Coránicas, que cuenta con más de 22.000 “daaras” en el país.

“Ofrece una enseñanza de calidad y en condiciones decentes”, como los otros maestros, agregó, matizando que el uso de cadenas eran “casos aislados” que obedecían a un desconocimiento de la ley.

Encadenar a los niños no significa maltratarlos, afirman los simpatizantes del maestro.

Poderosas cofradías

A estos maestros “quieren humillarlos”, declaró Abdou Samathe Mbacké, que dirigía una fuerte delegación de maestros coránicos a las órdenes del califa general de los muridíes, Serigne Mountakha Mbacké.

Los muridíes son una de las cuatro principales cofradías musulmanas del país. Juegan un papel destacado en la vida de los senegaleses y sus jefes son enormemente respetados y muy escuchados, también por parte de los políticos.

Encadenar a los niños es una “vieja práctica”, dijo el jefe de la delegación al líder espiritual de los muridíes, denunciando una campaña dirigida por organizaciones extranjeras de defensa de los derechos humanos.

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El califa señaló que habrá que esperar el fallo, lo que unos medios vieron como un llamado a la moderación y otros, como una suerte de amenaza para la justicia y el Estado.

El dosier, que fue tratado en el Parlamento el viernes, es delicado para el gobierno. El presidente, Macky Sall, visitó al califa de los murudíes un día después del juicio.

“El Estado debe asumir su responsabilidad”, declaró a la AFP el sociólogo Mamadou Wane. “Ninguna moral, ninguna filosofía, ninguna ley acepta” que se encadene a los niños.

Pero “tenemos un Estado que se esconde. El Estado tiene miedo” de los religiosos, zanjó.

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